Todo comenzó con una frase aparentemente casual. Un día, Pepe me dijo: “Tengo un amigo que me gusta para cuñado”. En ese momento, ninguno de nosotros imaginaba que esas palabras serían el inicio de una historia que cruzaría fronteras, uniría caminos y nos traería hasta este gran día.

El destino nos presentó el 2 de marzo de 2023, cuando yo (Mayra) viajé a Puerto Rico para visitar a mi sobrino Santiago. Esa noche, mi hermano Pepe me llevó a “janguear” con sus amigos, pero solo uno asistió: Oscar. El punto de encuentro fue un bar llamado Machete en Watusi. Después de unos tragos, la noche nos llevó al Viejo San Juan, específicamente a La Factoría. Fue en uno de sus espacios, La Cubanita, donde nuestra conversación comenzó a fluir… aunque no necesariamente con suavidad.

Oscar pensaba que “la hermana de Pepe” era una mujer mayor, casada y con hijos, así que se sorprendió mucho al verme entrar. En sus palabras: “No es hermana… es hermanita… ¡JAJAII!”. Yo, por mi parte, pensé: “Este tipo es medio antipático y tiene cara de enojado. Si no quiere hablar conmigo, que no lo haga.” Pero, por alguna razón, algo nos mantenía cerca. Entre pláticas y miradas, Oscar intentó acercarse para robarme un beso… pero al ver a Pepe, abortó misión con lo primero que se le ocurrió decir: “¿Y esos pinches aretes qué?”. Yo respondí sin dudar: “¡Son míos, me gustan, y qué?!” —respuesta que reafirmaba la primera impresión que tenía de él.

Nuestra Historia

A la mañana siguiente, le conté a mi mamá sobre “el amigo de Pepe”, diciéndole simplemente: “Nombre mamá, ni al caso.” Pero el destino tenía otros planes.

Lo que parecía un simple fin de semana familiar terminó siendo nuestra primera cita. Entre bromas de amigos y carrilla sobre una futura boda, surgió una conexión real. A partir de ahí, salimos todos los días hasta que tuve que regresar a casa. En el aeropuerto, y en contra de los deseos de mi hermano, decidí extender mi estancia una semana más. Durante esos días nos vimos casi a diario, salvo una vez que estábamos “castigados”.

Comenzamos una relación a distancia, viéndonos cada 4 a 6 semanas. A pesar del reto, nuestro vínculo solo creció. Finalmente, el 18 de enero de 2024, tomé un vuelo sin regreso a Puerto Rico para celebrar el cumpleaños de Oscar, ir juntos al concierto de Luis Miguel… y quedarme a vivir con él. Así nos convertimos oficialmente en roommies. La transición a la vida juntos fue natural, divertida y llena de momentos cotidianos que confirmaban que estábamos en el lugar correcto, con la persona correcta.

Todo empezó con una frase de mi hermano Pepe: “Tengo un amigo que me gusta para cuñado”. Nunca imaginamos que esas palabras serían el inicio de todo. El 2 de marzo de 2023, viajé a Puerto Rico a visitar a mi sobrino. Esa noche Pepe me presentó a Oscar en un bar de San Juan. La primera impresión no fue la mejor (yo pensaba que era antipático y él creía que yo era mucho mayor 😅), pero algo nos mantuvo cerca.

Lo que parecía un fin de semana cualquiera se convirtió en nuestra primera cita. Desde ahí no dejamos de vernos hasta que regresé a casa… y hasta extendí mi viaje una semana más. Poco después iniciamos una relación a distancia que nos unió aún más. El 18 de enero de 2024, volví a Puerto Rico, pero esta vez sin boleto de regreso. Fui a celebrar el cumpleaños de Oscar, ver a Luis Miguel… y a empezar nuestra vida juntos.